En esta tercera entrega de la serie "Detrás del porno", dos actores porno boricuas cuentan sobre los retos de su profesión, del salario, las producciones pornográficas y del amor. (Suministrada) |
Hoy, Brian (seudónimo para proteger su identidad) participa en producciones de porno gay y aunque es arquitecto, las películas de entretenimiento para adultos le brindan un ingreso adicional para poder tener el estilo de vida que le gusta.
“A un hombre comenzando, le pagan entre $500 y $700. Si ya tienes nombre puedes cobrar hasta $2,000 por escena”, aseguró el joven quien comenzó en la industria porque sus amigos y exnovios le dijeron que podría tener mucho éxito por sus dotes físicos. Así que se puso en contacto con una productora y comenzó a trabajar.
Por lo general, el salario de los actores varía según el sexo, la fama de las estrellas porno o el acto sexual que se practique. De acuerdo con un exproductor de pornografía en Puerto Rico, quien prefirió mantenerse en el anonimato, las tarifas para una chica -hace unos años- oscilaban entre los $700 si el acto era lésbico, $1,000 si era penetración simple, $1,200 si se realizaba un trío y $1,700 si conllevaba sexo anal. Los chicos cobraban una tarifa fija: $500. Estos precios, según se supo, no han variado mucho.
El exproductor aseguró que las mujeres cobran más debido a que la norma dicta que la pornografía es hecha para varones, por lo que a las actrices se les exige más trabajo. Sin embargo, el varón debe cumplir con unas exigencias físicas que incluyen largas horas manteniendo la erección.
En cuanto a los cuidados de salud, Brian confía en las casas productoras estadounidenses. “Yo sé que es difícil con tantas enfermedades que hay, pero confío en ellos”, reconoció, aunque confesó que le han hecho pruebas de transmisión sexual una sola vez. “También se usa PrEP [profilaxis prexposición], así que los riesgos son mínimos”, aclaró.
Sin embargo, los casos de contagio con VIH son cada vez más visibles en la industria pornográfica. Tanto organizaciones como organismos gubernamentales de salud han tratado de implementar leyes que exijan el uso del condón en las películas para adultos, pero en muchos casos han fracasado.
Por las exigencias de la industria, Brian se tiene que mantener en forma, comer saludable y cuidar de su imagen física, pues puntualizó que es la imagen lo que las productoras compran para evitar infracciones con las autoridades de algunos estados.
El abogado y profesor Carlos Ramos González, catedrático de Derecho Penal en la Escuela de Derecho de la Universidad Interamericana, también resaltó la importancia que tiene la imagen en este tipo de industria.
“Cada vez que veas una película de estas, casi siempre vas a encontrar una temática porque ahí está lo que te van a alegar los pornógrafos y los que están en esa industria, que están protegidos constitucionalmente al hacer una obra de arte. Entonces, con el actor o actriz, ¿qué haces?, pues le dices que le vas a pagar por usar su imagen. Así todos están tranquilos”, comentó.
Diálogo intentó comunicarse con al menos nueve actores porno boricuas que actualmente se encuentran activos en la industria, sin embargo, solo Brian y Tayme Rojas Díaz se atrevieron a contar un poco sobre su trabajo y su vida.
A pesar de que sus imágenes se encuentran en la Internet, algunos de los actores contactados prefieren no ser abordados sobre este tema. “No quiero hacer un reportaje acerca de nada que tenga que ver con porno. Búscate a otro actor y fuente”, sentenció uno de los actores consultados.
A veces, los estigmas que la sociedad impone a este tipo de profesión son tan fuertes que tanto los actores porno como las prostitutas han internalizado ese discurso.
Esto no significa que no existan los actores puertorriqueños en la industria del porno, al contrario, un boricua -Antonio Biaggi- tiene su propia casa productora pornográfica en los Estados Unidos (biaggivideos.com). Entre los actores boricuas, se encuentran: el propio Biaggi, Ashton Summer, Rikk York, Jonah Fontana, Drae Axtell, Sandy Millones, Jessikita, Mulani Rivera, Violet Vasquez, Nikki Delano, Mone Divine, Flytetas, entre muchos más. No podemos dejar de mencionar a las figuras íconos, Carmen Luvana y Gina Lynn.
Brian recalcó que lo que se ve como producto final es toda una farsa. “Eso son horas largas para grabar una sola escena. A uno se le baja [pierde la erección], es difícil, y -aunque siempre hay algo de placer- no es tan real”, advirtió para todo aquel que anhela ser actor y actriz porno.
Pornografía independiente
De igual manera, Tayme Rojas Díaz, actriz porno que trabaja por servicios privados en la isla, estuvo de acuerdo en que la pornografía pasa de ser excitante a meros actos de complacencia.
“Yo siempre pensaba que el porno era lo más excitante, lo más sexual, pero en realidad me di cuenta de que no. Hacer pornografía en realidad es lo menos sexual que existe, uno tiene que parar, uno tiene que hacer tantas y tantas cosas que realmente la excitación baja. Por eso es que en muchísimas ocasiones se necesitan tantas pastillas y lubricantes, tanto para los hombres como para las mujeres”, confesó.
Tayme Rojas Díaz. (Suministrada) |
Tayme, era masajista y estudiante de Sicología antes de comenzar en la industria hace aproximadamente dos años para poder sustentar a sus dos hijos. Fly Tetas, como se hace llamar, realiza pornografía de un modo distinto al de Brian. Ella no está atada a ninguna casa productora. Con celular en mano y con una tarifa base de $50, busca satisfacer a sus clientes en cada vídeo que le piden.
Es simple. Es porno casero, a la carta, al gusto del cliente. Por medio de ATH móvil, Tayme recibe su paga y entrega el pedido. “Yo he podido hacer $4 mil en un mes. Yo tengo clientes que han pagado $600 por un vídeo de seis minutos. Todo depende de cuánto paguen. Lo que ellos quieran, yo los complazco”, aseguró la joven de 26 años quien en su antigua cuenta de PayPal llegó a tener hasta $9 mil. Posteriormente, su cuenta fue cerrada por los administradores de PayPal por demasiadas transacciones seguidas de hombres.
Sin embargo, Tayme no vaciló y soltó contundentemente, “es posible vivir de ser actriz porno, lo que no es posible es amar”.
“He intentado, pero se hace difícil porque la gente no ha podido entender”, continuó la actriz porno quien culpó a la sociedad machista, pues hasta sus amigos le han dicho “yo no podría ser marido tuyo porque yo no aguantaría tanta gente como te mira con deseo”.
“Hasta mi madre sabe quién tú eres”, le han reprochado, sostuvo.
“Anteriormente, había intentado [enamorarse] con una chica y la mamá todo el tiempo le estaba diciendo lo que yo estaba haciendo, que si cómo ella podía estar conmigo, que si cómo ella aguantaba la presión y pues yo decidí cortar”, contó.
– Pero, ¿qué es lo más difícil de ser actriz porno?, preguntó Diálogo.
– “Cuando le voy a explicar a mis hijos a lo que me dedico. En estos momentos, ellos ya han escuchado hablar de Flytetas, por lo menos mi nene de cuatro años se pasa ‘tripiando’ con Flytetas porque la gente en la calle me dice Flytetas. Me dice: ‘mamá, ¿por qué ellos quieren fotos?’, ‘mamá, ¿y tú los conoces?’, ‘mamá, te dijeron Flytetas’ o ‘mamá, a ti te mencionan en esa canción’”, respondió.
“Cuando la gente entienda que a los niños hay que criarlos con la realidad de la vida, sin discriminar a nadie, sin ser negativos, entendiendo que todo en la vida es por un paso y que uno decide hacia dónde dirigirse por más bueno que haya sido la enseñanza que a uno le den, entonces es que uno va a aprender lo que es la felicidad, mientras tanto vamos a seguir en el mismo boquete”, sostuvo.
Comentó que siempre le ha gustado el sexo, pero al principio le causó temor comenzar a hacer pornografía. Así que una vez conversó con su madrina quien le aconsejó: “Si tú estás dispuesta a aguantar la presión de la sociedad y que discriminen a tus hijos y los traten mal, pues entonces lo haces”.
“Desde ese momento me estrené”, recordó.
Tayme no tiene definido hasta cuándo durará su profesión. Lo que sí tiene claro es la razón por la que realiza estos videos que a algunas personas le resultan vulgares. “Yo estoy utilizando esto porque estoy haciendo un pote. Yo quiero tener una casa propia. Yo hago esto para mantener a mis hijos. Yo no dependo de pensiones ninguna. Yo no le hago daño a nadie. Yo no enfermo a nadie. Yo no afecto a nadie. Yo solo me complazco y a la vez complazco a la persona que me pidió el video”.
Esta profesión es cada vez más popular, existen otras modalidades como la pornografía mediante cámaras web en los cuales las tarifas pueden llegar hasta ocho dólares por minuto.
La clientela de Flytetas es muy variada, confesó que ha tenido parejas que consumen sus videos. Incluso declaró que ha habido esposas que le han regalado a sus esposos un video de Flytetas. Ha tenido todo tipo de clientes, incluyendo homosexuales y lesbianas. Pero afirma que la mayoría de los hombres que tiene de clientes son hombres que no les gusta para nada la mujer gorda.
Pero ella es gorda, así lo dijo, y es precisamente el amor propio que se tiene lo que la ha ayudado a triunfar. “Yo he acentuado el tener un cuerpo imperfecto, porque yo he acentuado el amor propio. A mí me encanta verme, a mí me gusta grabarme porque eso a mí me hace reflexionar. Yo soy una mujer gorda. Amarme tanto a mí misma hasta a mí me sorprende. Para mí es realmente excitante ver cómo uno mismo puede complacerse”, afirmó.
La familia de Tayme sabe a lo que se dedica y no la apoyan, “pero es mi vida y ellos respetan mucho. Lo que mi mamá siempre me dice es que siempre y cuando mis hijos no vean nada, no va haber ningún problema porque es lo que yo hago en mi intimidad. Además, ella ha visto la cantidad de gente que me apoya”, apuntó la joven.
Hoy, varios hombres y mujeres quieren ser actores y actrices porno, como el propio Peter Orta, porque aseguran que es dinero fácil, ¿qué le recomendaría a esas personas?, preguntó Diálogo.
Aquí hay mucho dinero, muchísimo dinero. Es tener la capacidad de entender que van a irse muchas personas moralistas -y falsos moralistas también- en contra de uno. Cada decisión tiene consecuencias, ahora tú tienes que saber si esas consecuencias vas a poder aguantarlas o no.
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Este artículo es el tercero de la serie publicada en Diálogo: #DetrásDelPorno. Mira aquí el resto de los artículos:
La pornografía más allá de los epítetos
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