No es que me he confundido, solo es mi expresión cada vez que veo los asesinatos ortográficos que cometen muchos puertorriqueños especialmente en las redes sociales.
No soy un purista y no pretendo que todos pierdan el tiempo escribiendo las palabras completas (como lo pierdo yo) en unos medios de comunicación que buscan la inmediatez… y es que yo te puedo aceptar una “q” por sustitución de “que” o un “pq” por escribir rápidamente “porque”, pero jamás toleraré que escriban mal las palabras, por ejemplo, ejerSiSio (porque toda persona debe saber que se escribe con “c” en las dos ocasiones). Me pone de mal humor que muchos utilicen mal una palabra partiendo de un significado erróneo de la misma, como la niña que se “descubre” contra sus padres, sí, que se descubre, porque escriben: “me voy a reVelar contra mis padres”, sin percatarse que revelar significa descubrir, mientras que lo correcto sería reBelar que es la acción de sublevarse. Eso mismo pasa con: ¡ay!, ahí y hay.
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El error de no usar correctamente: ¡ay!, ahí hay, lo he visto desde licenciados, maestros, ejecutivos… hasta en la “britolera del barrio” y “los cuponeros”. La situación es que no se percatan que son palabras homófonas, que aunque suenan igual, se escriben distintas y poseen un significado diferente. “Hay” corresponde a la tercera persona del presente del modo indicativo del verbo haber, se utiliza para indicar que algo existe. “Ahí” es un adverbio de lugar y se usa para indicar un lugar próximo al hablante. “¡Ay!” es una interjección que se utiliza cuando deseamos expresar alguna exclamación relacionada con los sentimientos. ¿Cómo confundirlas? Hacerlo puede traer muchos problemas.
Navegando por el Internet me encontré con una foto que ayudará a desarrollar mejor este tema ya que como en Puerto Rico somos muy picantes, creo que con esto lo tendrán muy claro.
Los/Las amantes exclaman: “¡Ay me encanta!” o “¡Ay me vuelves loco/a!”, usan ese ¡ay!, para expresar la satisfacción sentida o el placer adquirido gracias a su pareja. Selena expresaba cuánto le dolía con su: “¡Ay, ay, ay, como me duele!” y no que “ahí” era que le dolía como suelen confundir muchos. Por otro lado, tenemos a un Federico García Lorca que en su poema Ay voz secreta del amor oscuro expresa: “¡ay balido sin lanas! ¡ay herida! / ¡ay aguja de hiel, camelia hundida! / ¡ay corriente sin mar, ciudad sin muro!”, en esta ocasión esta interjección es utilizada como un suspiro o quejido.
Volviendo al tema picante, las/los novias/os suelen decir mucho: “Ahí me molesta”, “Ahí más suave” o “Ahí sí que yo quiero comer”, indicando el lugar al cual enfatizan. Me vienen a la mente esas cancines de reggaetón que repiten mucho “ahí” y “¡ay!” que si los confundimos cambiaríamos el sentido completo de la canción. Se imaginan a J King y Maximan cantando: “pónteme !AY!... pónteme ... !AY!, yo tengo lo que tú buscas” en lugar de “pónteme ahí... pónteme ahí... yo tengo lo que tú buscas”. Pero, un poco más serio, Charles Bukowski en su poema Pájaro azul nos planta: “pero yo le echo whisky encima y me trago / el humo de los cigarrillos, / y las putas y los camareros / y los dependientes de ultramarinos / nunca se dan cuenta / de que está ahí dentro”, para indicar dónde es que se encuentra el pájaro azul.
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Las/los casadas/os son menos eróticos que los anteriores, quizás por lo hastiados que se encuentran de tener que soportar al otro y siempre están diciendo: “Hay que pagar las facturas”, “hay que ir a comprar ropa” o “hay que limpiar”, usándolo muchas veces para exigir o denotar necesidad (conveniencia). Miguel de Unamuno tiene un poema que dice: “Hay ojos que miran, -hay ojos que sueñan, / hay ojos que llaman, -hay ojos que esperan, / hay ojos que ríen -risa placentera, / hay ojos que lloran -con llanto de pena, / unos hacia adentro -otros hacia fuera”, usando repetitivamente “hay” para demostrar que existen varios tipos de ojos. ¿Se imaginan a Unamuno si lo hubiese escrito con “¡ay!” y lo hubiese tenido que declamar? ¡Ay ojos que mira, ay ojos que sueñan!, indudablemente no tendría el mismo sentido.
Pero muchos boricuas no entienden estas diferencias entre estas tres palabras. Se nos sale lo de creativos y comenzamos a escribir “ahy” que no existe o se nos sale lo de portugueses con “Ai se eu te pego”. Pero tranquilos que esto pronto acabará porque yo todas las noches le rezo y le recrimino a Dios diciéndole: “¡Ay mi Señor!, ¿por qué hay personas que no se preocupan de su ortografía? Solo te pido que ahí donde yo valla y la gente confunda las palabras que le den un unas ganas tan fuertes de ir al baño y le digan: “¡Ay! ese es el único baño y ahí no hay papel”, para ver si aprenden a diferenciarlas. Amén”.
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