El escritor chileno resaltó su estrecho vínculo con Puerto Rico y con boricuas como Enrique Laguerre, Rosario Ferré y Antonio Martorell (Gustavo Ramos / uprrp.edu). |
A las 2:00 de la tarde, el claustro desfilaba por la Plaza Antonia de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras (UPRRP) para hacer entrada al Teatro riopedrense donde se llevarían a cabo los actos protocolares para otorgar el Doctorado Honoris Causa al escritor Antonio Skármeta Vranicic.
Este laureado chileno, se logrado destacar en el campo de las letras, el cine y la actuación. Además, por su contribución destacada en el desarrollo de las Artes ha promovido los valores más preciados de la humanidad, lo que lo ha hecho merecedor del grado que otorga la primer institución docente del País.
El rector de la UPRRP, Carlos Severino, apuntó sobre Skármeta: “Es difícil encontrar un mismo escritor tan excitante de fantasía y realidad, de realidad y sensualidad, de cotidianidad y compromiso social, de humor y reto continuo a la imaginación”.
Skármeta, de origen chileno y descendiente de inmigrantes yugoslavos, comenzó su carrera literaria en el 1967 al publicar El entusiasmo. Tras el golpe de estado de 1973 en Chile, el intelectual de izquierda, sale de su país, exiliándose en Argentina y posteriormente en Alemania. Entonces, para 1985 publica Ardiente paciencia -historia entre Pablo Neruda y Mario Jimenez: del amor por las letras y del poder de las palabras-.
En relación a la fuerza de las palabras, el presidente de la UPR, Uroyoan Walker, aseguró: “Antonio Skármeta es uno de estos espíritus elevados que le han ofrecido a la humanidad lo mejor de su vida y su talento y que por medio de un don literario muy cultivado ha sido capaz de capturar instancias significativas de una experiencia humana compartida que en ocasiones puede resultar feliz y en otras atroz. Pero que nos hablan siempre de nuestra esencia, enfrentándonos a la realidad brutal y a las grandes preguntas que siempre se ha cuestionado la raza humana, ¿quiénes somos? ¿por qué somos? y ¿para qué somos?”
De igual forma, Walker resaltó -del ganador del Premio Nacional de Literatura de 2014- su capacidad de fundir en sus obras a toda una América Latina en los mismos triunfos, sufrimientos, anhelos y frustraciones. “Es y somos América Latina viva”, aseguró el presidente de la UPR interrumpido por un acalorado aplauso por parte de los presentes.
Tras la intervención de Andrés Mujica, quien hizo resonar el órgano por más de 15 minutos, la decana de Humanidades -María de los Ángeles Castro- hizo lectura de la semblanza. Castro, hizo hincapié el interés de Skármeta por la cultura puertorriqueña y por la promoción de alguno de sus literatos y artistas como: Luis Pales Matos, Rosario Ferré, Antonio Martorell, Sylvia Rexach, entre otros.
“Los puertorriqueños tenemos muchas razones para celebrar que este chileno, nacido en el desierto de Antofagasta, se fijara en esta isla caribeña que desafía la fantasía más lúcida”, apuntó la decana.
Entonces, a eso de las 2:50 de la tarde, se le confería el grado a Antonio Skármeta quien lo recibía con un gesto de humildad: la mirada fijada en el suelo y la cabeza inclinada agradeciendo al público presente quienes se encontraban en pie y brindándole un caluroso aplauso.
Así, con su voz profunda y pausada, procedió a dar el discurso de aceptación, el cual estuvo lleno de historias, recuerdos y anécdotas con los boricuas. Skármeta, es un hombre de palabras agudas, llenas de sentimientos, las cuales son difíciles de no citar.
“El progreso en Latinoamérica nunca ha sido unidimensional. Con persistente ironía conviven: el edificio computarizado con la casa de madera; las chozas con el auto; los jets en los cielos con las carretas de los senderos rurales; los extensos territorios indígenas donde ritmos e imágenes ancestrales no son esencialmente vulnerados por el evangelio global de la televisión y la música rock”, apuntó el escritor de diez novelas traducidas a 35 idiomas.
De igual forma enfatizó: “Sé que estas palabras serán comprendidas por ustedes amigos puertorriqueños a quienes la historia les ha deparado una convivencia con otras culturas aún más variable y compleja que las de otros países hermanos de América Latina”. Además resaltó, que esa misma convivencia nos ha hecho desarrollar nuestra propia literatura, música, pintura, pensamiento y política.
Skármeta contó de su fascinación por los libros, por el conocimiento y por la utilización del cerebro humano. Sin embargo, algo más le cautiva: la propia cultura. “Esta reprochable bigamia, me condujo a ser el escritor que hoy soy”, manifestó.
Igualmente, el recién doctorado, recordó sus viajes por la Isla con Enrique Laguerre. Confesó deleitarse con la prosa de Luis Rafael Sánchez. De la misma manera y con profundo sentimiento, recordó a Olga Nolla y Rosario Ferré. “Las extraño”, soltó, más tuvo que respirar profundo antes de continuar.
“He conocido tantos y tan variados puertorriqueños, tranquilos o rebeldes, alucinados o plácidos, observadores o críticamente participativos en la búsqueda de cambios y reformas, artistas populares o herméticos académicos que se saben a Lacan y Cervantes de memoria, intelectuales sofisticados que circulan por el mundo universitario actual”, agregó el chileno de 75 años de edad.
Así mismo añadió, que ninguno de los conocidos a podido negar la frase que escribió Bobby Capó: “Yo no puedo ocultar el orgullo que siento de ser puertorriqueño”.
Para finalizar, Skármeta enunció un verso que escribió mientras se encontraba una noche en Italia: “Las estrellas que vieron el poeta y el campesino en el cielo de Florencia son las mismas, solo que uno las puso en verso y el otro las puso en silencio”.
A las 3:35, junto con el coro de la UPR, todos los presentes cantaron de pie el himno al Alma Máter para dar por finalizada la ceremonia.
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Original del publicado en Diálogo.
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