Esa tarde Río Piedras tenía un brillo especial. El área de San Juan donde en los últimos años ha reinado la decadencia y el abandono, se convirtió en una fiesta de pueblo. En la Plaza de la Convalecencia centenares de ciudadanos se dieron cita para celebrar la excarcelación de Oscar López Rivera.
Era la fecha esperada por muchos de los presentes. Los de mayor edad llevaban más de 35 años esperándola. El resto nació con la esperanza de que el día llegaría más pronto de lo esperado.
Niños pequeños se juntaban entre sí para corretear por la plaza. Algunos se movían al ritmo de la música que emanaba desde la tarima. Otros tantos, ondulaban sus banderas puertorriqueñas —de distintas tonalidades de azules— mientras continuaban a la espera del momento en que Oscar les dirigiera unas palabras.
“Estamos muy contentos. Esta fecha la veníamos esperando hace mucho tiempo. Aunque es un sentimiento agridulce porque tenemos la libertad de Oscar, pero una Junta de Control Fiscal que nos oprime”, contó Madelin Cólon Pérez, quien llegó a Río Piedras para celebrar la excarcelación del preso político que más tiempo ha estado en presión en América.
“¡Oscar, Oscar, Oscar!”, gritaba Julián Camilo, de cinco años, e hijo de Madelin.
Ayer, tanto Julián Camilo como su hermana Helena Cecilia, de ocho años, se levantaron alegres porque era el día que tanto habían esperado, contó su madre. Julián y Helena siempre estuvieron al pendiente de todo lo que sucedía con Oscar y asistían a muchas de las actividades celebradas en busca de su excarcelación.
Por los alrededores, también se encontraba un grupo de estudiantes de la Escuela Superior de la Universidad de Puerto Rico, conocida como la UHS. Entre ellos, Alejandra Ortiz, Lorena Solá, Adriana Hernández, Aura Negrón y Helena Arraiza hablaban de Oscar y de cuán felices se sentían por la excarcelación.
La fiesta de pueblo comenzó a eso de las tres de la tarde. Decenas de músicos y artistas pisaron la tarima que erigieron en la plaza. “Bienvenido a casa Oscar López Rivera. Viva Puerto Rico”, leía el cartel que encabezaba el escenario.
“Intentó acabar conmigo, intentó, pero no pudo, conmigo nunca han podido, porque estoy hecha de ausubo”, fue la primera canción que se escuchó desde la tarima. Al son de la bomba, el grupo Ausuba abrió el bembé de pueblo que allí comenzaba.
“Me parece que es una fiesta unitaria que ocurre en un momento muy importante. Eso es lo que necesita el País, unidad y acción para enfrentar la Junta [de Control Fiscal], para luchar por la Universidad de Puerto Rico, contra la represión y frente la ofensiva por tratar de acercarnos a la anexión”, destacó la profesora de Trabajo Social, Doris Pizarro.
“Oscar tiene un discurso adecuado para este momento. Hay que transformar esta fiesta a una de futuro”, añadió la residente de Villa Palmera.
Si bien muchos de los presentes consideran a Oscar como un héroe nacional, lo cierto es que otra gran parte de los puertorriqueños lo tilda de terrorista por haber sido miembro de la Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN), grupo militante a favor de la independencia de Puerto Rico.
Aunque algunos piensan todavía que Oscar estuvo ligado al atentado al Fraunces Tavern donde murieron Alejandro Berger, Frank Connor, James Gezork y Harold H. Sherburne, el exconvicto fue sentenciado por conspiración sediciosa y otros seis cargos, ninguno vinculado con el ataque.
“Aquí en Puerto Rico, terroristas son los que defienden su patria. En otros países les llaman patriotas”, dijo sobre el tema la ciudadana Myrna Santos.
En la esquina izquierda de la tarima, Oscar le dedicó unos minutos a la prensa. Acto seguido, ofreció de su tiempo para saludar a decenas de puertorriqueños que le extendían las mano.
En ese momento, hubo lágrimas de emoción. Bajaban por el rostro alegre de uno que otro puertorriqueño que recibía el abrazo o el beso de Oscar. Él sonreía y trataba de acercarse a cada uno de los que gritaban su nombre. Flores y regalos les eran entregados. Oscar agradecía, de vez en cuando inclinaba la cabeza hacia el suelo y soltaba un “Gracias, Puerto Rico”.
A pasos de distancia de esta celebración, los estudiantes del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPR) llevan una lucha que se ha extendido por más de 50 días. El estudiantado se mantiene en huelga en repudio de las medidas de austeridad que han tomado la administración de Ricardo Rosselló Nevares y la Junta de Control Fiscal para pagar la deuda pública del País.
Esta lucha universitaria, que busca impedir un recorte de $450 millones al presupuesto de la UPR, ha desembocado en el proceso judicial contra siete estudiantes que se enfrentan a posibles condenas en prisión.
“Que se mantengan firmes y no dejar que la cárcel –ni nada– les pare. Sigan luchando. Se puede luchar desde la prisión”, les recomendó Oscar a este grupo de estudiantes.
“Traigan para afuera lo que está pasando, déjenle saber al pueblo lo que está pasando con ellos, pero no dejen de luchar. El apoyo casi siempre llega, así que sigan para adelante”, continuó diciendo el hombre de 74 años quien pasó más de 35 en prisión y 12 de ellos en confinamiento solitario.
A pesar de los años privados de libertad por sus ideales políticos en torno al estatus colonial de Puerto Rico, Oscar mantiene incólume sus posturas.
“Yo vivo para la unidad, yo vivo para el amor. Yo creo en la independencia de Puerto Rico. La independencia de Puerto Rico se puede hacer con amor. Si no hay amor, no hay independencia”, le dijo a Diálogo.
A eso de las cinco de la tarde, luego del intercambio de palabras que tuvo con este medio, Oscar subió por primera vez a la tarima y los presentes se desbordaron en gritos, aplausos y vítores.
“Se siente, se siente, Oscar está presente”, consignó la multitud. Seguido, entonaron el himno revolucionario de Puerto Rico.
La fiesta continuó. A la tarima siguieron subiendo artistas como Andrés Jiménez, Tito Auger y Fofé, quienes dedicaron canciones a la libertad, a la lucha y a la resistencia que ha pregonado Oscar.
Al lugar se dieron cita un sinnúmero de artistas, políticos, estudiantes y líderes comunitarios.
“Me siento contento porque en Oscar, no solo lo veo a él, veo a Albizu, a Blanca Canales, al comandante Díaz Pacheco, veo a Griselio Torresola, a Oscar Collazo. Cuando yo abracé Oscar, estaba abrazándolo a todos ellos, a todos los que me han hecho ser quien soy”, manifestó Rafael Cancel Miranda a Diálogo.
El también líder independentista definió a Oscar como un hombre “vencedor, un triunfador” y quien trae fortaleza al País que hoy se encuentra sumido en una crisis fiscal y en una debacle social.
“Es un ejemplo nuestro, del pueblo puertorriqueño. Su valor, les da valor a otros. Eso nos fortalece. Tú puedes estar orgulloso de tu pueblo porque hemos combatido. Mientras un puertorriqueño o puertorriqueña esté de pie, hemos triunfado”, añadió Cancel Miranda, quien formó parte del grupo que en 1954 arremetió a tiros al Congreso de Estados Unidos en busca de atención internacional sobre la situación política de Puerto Rico.
A eso de las siete de la noche llegó el momento que muchos esperaban. Oscar agarró el micrófono y dio su primer discurso a los puertorriqueños y puertorriqueñas que anhelaban oír unas palabras de su “héroe nacional”.
“Puerto Rico es una patria digna de tener un gobierno que le importe mucho la vida de todos y todas las boricuas. Necesitamos hoy más que nunca antes, llegar a un momento de despertar, despertar amor, despertar la patria, despertar para descolonizar nuestras mentes, descolonizar la patria”, dijo en tarima.
Seguido, Oscar apostó al amor de los puertorriqueños como vaso comunicante para dejar a un lado las diferencias y echar a Puerto Rico hacia delante.
“Me gustaría que todas y todos nosotros y nosotras tomemos la lucha estudiantil en nuestros corazones. Necesitamos que la Universidad de Puerto Rico sea una universidad que nos ayude”, pronunció y el público gritó: “Lucha sí, entrega no”.
Asimismo, les pidió a los presentes a utilizar todo lo que esté a su alcance para garantizar que la UPR sobreviva y que sea una digna de Puerto Rico.
“Hay una Junta de Control Fiscal, una junta criminal, una junta que ha llegado aquí para saquear a Puerto Rico”, sentenció el exprisionero político y el abucheo contra el ente federal opacó el discurso.
Finalmente, Oscar llamó a la unidad del pueblo puertorriqueño. “Vamos a luchar y a resistir hasta el último suspiro”, vociferó el líder independentista.
Luego de culminada la celebración, Oscar se retiró. Llevaba despierto desde las dos de la mañana. Al día siguiente, la rutina sería parecida, esta vez en su amado Chicago.
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Original del publicado en Diálogo.
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