El 52 por ciento de los jóvenes puertorriqueños de 16 a 24 años viven en pobreza, sin embargo, las medidas que está tomando el gobierno para enfrentar la crisis económica afecta directamente a la juventud que está próxima a entrar a la fuerza laboral.
Para Beraliz Germocén González, de 17 años, son “alarmantes” y “absurdas” las posibles medidas de reforma laboral que se discuten en el gobierno porque afectan directamente a los jóvenes que próximamente se unirán a la fuerza laboral. Así piensa Beraliz y casi todos sus compañeros del residencial Luis Lloréns Torres.
“Esta situación de reducir el salario y los beneficios va a crear una doble crisis, esto es esclavitud”, dijo con ímpetu Beraliz, líder del Boys & Girls Club de Puerto Rico.
Según la estudiante de cuarto año de la escuela Ramón Power y Giralt, los vecinos de residenciales públicos viven en “comunidades marginadas” que ya atraviesan por problemas de sobrevivencia y precariedad.
Por consiguiente, las medidas que está contemplando el gobierno de Puerto Rico para atender la crisis económica –como la reforma laboral y la disminución del salario mínimo a $4.25– afectan directamente a la juventud que próximamente entrarán a la fuerza laboral y repercute en un ataque a la dignidad humana.
“Estás viviendo el día a día para sobrevivir, como animales, porque eso es lo que se siente”, comentó la joven.
Por esta razón, Beraliz ha tomada la voz cantante en su comunidad y ha dedicado sus esfuerzos a educar a sus compañeros sobre las implicaciones de las reformas que se prevén para mejorar la economía del país, mencionó ayer en una conferencia de prensa de Espacios Abiertos y el Instituto del Desarrollo de la Juventud.
En su misión se ha percatado de que los jóvenes de Puerto Rico no conocen las implicaciones de estos proyectos. “El problema es que estos problemas que estamos discutiendo no se infiltran en las escuelas y por eso los jóvenes están perdidos”, expuso Beraliz.
Como estudiante de excelencia académica que aspira a entrar al Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico (UPR), le preocupa que algunos de sus amigos no poseen los requisitos básicos para solicitar las ayudas económicas de estudio y decidan –por no querer un trabajo sin beneficios– refugiarse en la venta de drogas.
“Nos quieren ayudar, pero cuando damos los primeros pasos nos quitan todo”, destacó Beraliz.
Para el 2013, el 27% de los jóvenes participaba de la fuerza laboral. Además, para 2015 un total de 15,750 jóvenes (17%) emigraron a Estados Unidos.
Reducir salarios y beneficios no es la respuesta
Según estadísticas presentadas ayer por Espacios Abiertos (EA) y el Instituto del Desarrollo de la Juventud (IDJ), el 52% de los jóvenes puertorriqueños de 16 a 24 años viven bajo niveles de pobreza.
Por tal razón, ambas organizaciones del tercer sector hicieron un llamado sobre la necesidad de que se integre en el análisis de políticas públicas la situación, riesgos y oportunidades de la juventud en Puerto Rico.
“Estamos destinando a esos jóvenes a vivir bajo el nivel de pobreza”, expresó el presidente de Boys & Girls Club de Puerto Rico, organización fundadora de IDJ, Eduardo Carrera Morales.
Para Carrera Morales, las medidas que se está tomando el gobierno de Ricardo Rosselló Nevares son para abaratar la mano de obra, lo que redunda en “consecuencias nefastas” para los trabajadores.
A raíz de una reciente visita que realizaron líderes de EA y IDJ a la ciudad de Detroit, donde también se implementó una Junta de Control Fiscal para atender la situación económica del estado, ambas organizaciones creen que si no se analizan todos los sectores sociales las decisiones solo favorecerán a unos pocos y no se harán los cambios estructurales necesarios para mejorar el porvenir.
“Lo que se necesita en Puerto Rico realmente son trabajos de calidad bien remunerados, lejos de la austeridad, para esta población […] Una propuesta para reducir el salario mínimo para menores de 25 años sería llevarlos a la miseria y lleva un mensaje de desvalorización para nuestra juventud”, añadió el presidente.
Eduardo Carrera Morales (derecha) y Nuria Ortiz Vargas (izquierda). (Suministrada)
“Es vital que las decisiones que se tomen para reconstruir el país tomen en cuenta tanto la visión de la disciplina fiscal, o sea, el enfoque contable de cuadrar la chequera, como la humana, que atiende el impacto de medidas propuestas en las poblaciones vulnerables como es la de los jóvenes”, señaló Nuria Y. Ortiz Vargas.
El sueldo no da para vivir
Como método de ayuda para que los jóvenes proyecten sus gastos, Espacios Abiertos lanzó una aplicación digital que permite analizar cuánto les rinde su salario mínimo a $7.25 la hora luego de restar sus gastos mensuales. La aplicación provee también para que se haga el cálculo a $4.25 la hora.
Esta disminución de salario, contemplada en la ley Promesa, disminuye el salario anual de un empleado a tiempo completo de $15,080 anuales a $8,840.
“Es algo impactante. Trabajar a $4.25 es doble trabajo, no es fácil, es muy fuerte porque tienes que tener el tiempo para atender a tus hijos, ir al trabajo y vivir. No es fácil”, dijo Nilsa Saldaña, jefa de familia y madre de dos niñas de ocho y 16 años.
Por ejemplo –como caso hipotético para probar la aplicación digital de EA– Saldaña gastaría aproximadamente al mes: $600 en vivienda; $210 en alimentos; $120 en servicios como luz, agua, cable e Internet; $45 en transporte público; $30 para gastos médicos; $100 en préstamos y deudas; y $50 para gastos en el hogar.
Luego de pagar todos sus gastos a Saldaña le quedan aproximadamente $100 mensuales para cualquier otra necesidad o actividad que desee realizar junto a sus dos hijas como comidas fuera de la casa, ropa, entretenimiento, gastos escolares, entre otros.
Si el salario llegase a disminuir a $4.25, la joven madre estaría en un déficit anual de $5,020 o el equivalente a 22.7 horas adicionales de trabajo a la semana.
“Tendría que buscar otro trabajo”, dijo Saldaña con voz desalentadora.
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Original del publicado en Diálogo.
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