“Eso lo provoca los ‘Ricky’ Rosselló de la vida, los Trumps de la vida, los Wanda Rolón de la vida”, dijo Mariana Iriarte. (Suministrada) |
A pesar de que las autoridades federales han calificado la masacre de Orlando como un acto terrorista, Mariana Iriarte, abogada y experta en género, sociedad y política resaltó que los asesinatos perpetrados en la discoteca Pulse son ante todo un crimen de odio a la comunidad LGBTTQI. La profesora del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico indicó que no se puede invisibilizar el odio, pues con ello, también se invisibilizaría a ese sector poblacional que ha sido tan fuertemente discriminado.
“No tengo duda que fue un ataque de odio, un ataque motivado por la homofobia, por lo que la homofobia provoca en cierto tipo de personas, la falta de aceptación, de convivencia democrática, yo realmente no sé, me cuesta catalogarlo como un atentado terrorista sin más. Es un atentado terrorista que buscaba aterrorizar, lastimar y acabar con una comunidad muy específica que es la LGBTTQI y con sus aliados”, sostuvo.
Para Iriarte, esta manifestación es el epítome de una agresión que está cimentada en muchas agresiones cotidianas. “Cuando el compañero o la compañera de trabajo hace chistes homofóbicos, pues eso promueve agresión. Cuando el líder político abiertamente expresa que está en contra de la perspectiva de género y que va a revertir los derechos alcanzados por la comunidad LGBTTQI, pues eso es agresión. Cuando escuchas a tu vecino oponerse a que las personas usen los baños según su identidad de género, eso es agresión. Todo el tiempo se están dando esas agresiones”, dijo con fuerza.
De esta manera, estas agresiones cotidianas van fundamentando el odio, hasta que ocurre una tragedia como esta, sentenció la abogada.
Iriarte no descarta que situaciones como estas puedan suceder en cualquier parte del mundo, incluyendo Puerto Rico. “Eso es una caldera de presión que en cualquier momento pudiera desencadenar en alguna agresión”, sentenció.
Por tal razón, “nuestros líderes políticos y nuestros líderes religiosos deben empezar a cambiar su discurso y deben empezar a dejar ese odio, a veces patente a veces escondido, ya a un lado y tomar caminos más democráticos, más inclusivos, más de aceptación”, enfatizó Iriarte.
La masacre más grande en Estados Unidos
Los asesinatos del pasado fin de semana conformaron la masacre más grande en los Estados Unidos, luego del 11 de septiembre de 2001. Los actos violentos ocurrieron en Pulse, un lugar frecuentado por la comunidad LGBTTQI. Hasta el momento, de las 50 víctimas fatales, el 90 por ciento son latinos y al menos la mitad son de origen puertorriqueño.
El supuesto responsable del ataque, de padres afganos, llamó al 911 antes de entrar a la discoteca y supuestamente juró lealtad al grupo terrorista del Estado Islámico (EI).
Posteriormente, el grupo EI se atribuyó la masacre, aunque la teoría del lobo solitario está muy patente.
Fundamentalismo, fanatismo y homofobia
Por otro lado, José Luis Méndez, catedrático de Sociología y exdecano de Ciencias Sociales del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, resaltó que “esta persona (Omar Marteen, autor de la masacre) -aunque tenía esa simpatía con el fundamentalismo islámico y específicamente con el Estado Islámico- no creo que tenga un vínculo formal con esta organización. El vínculo se establece cuando esta persona llama al 911 para consignar su simpatía”.
Méndez no descarta -que además de tratarse de un ataque terrorista y un crimen de odio- se encuentra el producto de una “mente desequilibrada”.
“Cuando se habla de la persona, se ve un perfil de alguien bastante perturbado emocionalmente. Esa perturbación se mezcla, posteriormente, con unos prejuicios que viene de una formación cultural -por tratarse de hijos de afgano- entonces, se identifica con ese fundamentalismo islámico que es turbulentamente homofóbico”, explicó Méndez autor del libro La guerra contra el terrorismo y el terrorismo de la guerra.
Cabe destacar que en los Estados Unidos no se hicieron esperar las expresiones de grupos religiosos que apoyaron la masacre como Westboro Baptist Church, autora de la página “Godhatesfags.com” y que aseguran que fue dios quien envió al francotirador a la discoteca de Orlando; el pastor Steven Anderson, quien realizó un vídeo de cuatro minutos de duración en el que a modo de sermón asegura que ahora son 50 pedófilos menos en el mundo; entre otros.
“Aquí hay un gran número de cómplices sociales que tienen las manos ensangrentadas”, afirmó Iriarte. Pues asegura que las líneas políticas y religiosas de muchos simpatizantes ocasionan este tipo de tragedias.
“Eso lo provoca los ‘Ricky’ Rosselló de la vida, los Trumps de la vida, los Wanda Rolón de la vida”, arremetió y añadió a la lista a César Vázquez, María Milagros “Tata” Charbonier, Brenda López de Arrarás y Thomas Rivera Schatz.
“¿Con qué moral pueden sentir empatía con las personas que asesinaron?”, cuestionó la abogada tras comentarios de apoyo de algunos de estos políticos y religiosos en las redes sociales, luego de expresarse abiertamente en contra de los derechos de la comunidad LGBTTQI.
El derecho a poseer armas
De igual manera, tanto Iriarte como Méndez, aseguran que la Segunda Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos que da derecho a poseer armas, fue fundamental en la masacre.
“En Estados Unidos hay un problema dramático con las armas que cada vez se va a hacer más difícil resolver porque para que haya seguridad en los Estados Unidos tendrían que comenzar por desarmar a toda esa cantidad de personas que nunca debieron tener un arma en las manos y ya las tienen”, observó el catedrático de la UPR.
Por su parte, la graduada de ciencia política añadió que aunque la accesibilidad a las armas es fundamental en el caso, no podemos dejar a un lado el problema de la homofobia. “Pienso que es una combinación, las armas en Estados Unidos están completamente disponibles, hay que sin duda reglamentar para que se controle de alguna manera la compra, la posesión y la tenencia de armas. Sin duda, influye, pero no es el único problema. El problema principal es la homofobia, que cuando se junta con una accesibilidad tremenda a las armas de fuego en los Estados Unidos puede producir este tipo de atentado”.
Efectos en la comunidad LGBTTQI en Puerto Rico
Aunque el profesor de sociología de la UPR cree que la comunidad en Puerto Rico tiene temores legítimos, “esos temores no pueden trasladar a nuestro país una situación idéntica a la que ocurre en los Estados Unidos”, aseguró.
Por su parte, Nora Vargas, abogada y directora de la Clínica de Discrimen por Orientación Sexual e Identidad de Género en la Escuela de Derecho de la UPR, enfatizó que, “tenemos que transformar el dolor, coraje y la frustración en energía y compromiso para luchar por los derechos humanos de todos. Trabajar por la equidad y combatir los discursos religiosos fundamentalistas distorsionados, y de odio que fomentan la violencia de género en todas sus vertientes”.
Igualmente, Iriarte dictó que el clóset no puede ser una opción para el terror que pueda sentir la comunidad LGBTTQI en Puerto Rico, por el contrario, “es momento de apoderarse y exigir que el estado garantice una vida libre de violencia para la comunidad LGBTTQI. Las iglesias y los líderes políticos tienen un rol fundamental en todo esto, porque si no predican la aceptación, la diversidad, sino dejan el odio de lado no vamos a avanzar”.
Asimismo, Pedro Julio Serrano, activista por los derechos humanos, sostuvo que la comunidad LGBTTQI en Puerto Rico no se retraerá, por el contrario, “cada vez que nos atacan, con más fuerzas venimos, con todo el discrimen y el odio que cargamos sobre nosotros vamos a ir construyendo una sociedad más equitativa. No nos van a detener”, pronunció con determinación.
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Original del publicado en Diálogo.
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