Una familia numerosa en los tiempos de hoy

viernes, septiembre 19, 2014
Muchos puertorriqueños piensan que hoy día tener tres hijos es una multitud, otros, lo tildan de maltrato e irresponsabilidad. Gabriel Betancourt Medero, un ingeniero industrial, ha creado y desarrollado, junto con su esposa Emy, un sólido ejército familiar de ocho hijos que tienen entre 9 y 21 años. A pesar de los comentarios que recibe a diario cada vez que salen todos juntos a la calle, él afirma, con toda seguridad, que nunca les ha faltado nada a su familia.

“Cada día es distinto, cada día tiene su particularidad, la norma aquí es la excepción” dijo Betancourt, de 39 años, quien nunca planificó tener una familia numerosa. En Puerto Rico, según el Censo de los Estados Unidos, hay 17,719 familias de siete integrantes o más. “No somos una excepción” dijo el ingeniero, indicando que conoce decenas de familias numerosas incluyendo la de su hermano menor que ya tienen nueve retoños.



Gabriel Betancourt es el único proveedor de la casa y con un presupuesto anual de $60 mil, se pueden alimentar diez personas, pagar dos autos, cubrir todos los gastos cotidianos que se duplican al ser una familia numerosa (agua, luz, papel higiénico, entre muchos otros), gastos escolares de los seis hijos pequeños, pagar parte de la matrícula universitaria de sus dos hijos mayores, tomar vacaciones todos los años de al menos tres semanas y otros gustitos que se pueden dar porque “hay que administrar muy bien, y en eso, mi esposa, Emy, es muy sabia … lo administra de una manera increíble”. La compra mensual fluctúa entre $1,500 y los $2,000 y se toman 120 litros de leche al mes.

Además de la responsabilidad de administrar el dinero, Emy educa a sus seis hijos menores en el hogar. Ya en la tarde comienza el ajetreo, pues los niños van a un centro de formación del municipio donde toman otras clases como teatro, pintura, judos y esgrima.

“Los días aquí son bastante largos” especificó papá, pero siempre saca tiempo para compartir con todos, la mayoría de las veces es en las tardes, en un taller de ebanistería que tienen en su propio hogar. “Hacemos más esa actividad que ver la televisión, estar en el cuarto o en la computadora”, porque ahí fabrican utensilios para su propio uso como bolígrafos, artesanías, sofás, camas y otros tantos trabajos para vender. Pero, el domingo es el día destinado a la familia, “en la mesa nos sentamos y estamos con ellos dialogando sus dificultades de la semana, los problemas que han pasado” y de una vez le trasmiten la fe.

Además de la doctrina de la fe católica, les trasmiten a sus hijos los valores intrínsecos de una familia numerosa como lo son la responsabilidad social, el trabajo, la honestidad y el preocuparse por el otro. “Son una alegría mis hijos. La familia que tenemos, es una forma de estar abiertos a vivir en función del otro, muy diferente a como vive el mundo de hoy, que viven encerrados, en el egoísmo” recalcó Gabriel Betancourt, recordando que una familia numerosa es un signo para que el mundo de hoy sepa que se puede vivir de esta forma.


Cuando salen a la calle todos juntos, hay personas que se escandalizan y otras que se alegran muchísimo. Pero no puede faltar la pregunta, que para ellos, es la más humillante de todas y que la hacen frente a sus hijos y frente a él -¿y todos son del mismo padres?-. “Para mucha gente es normal que una mujer tenga muchos hijos de distintos padres, eso es bastante normal” relató con un sentimiento de disgusto y repudio al mismo tiempo.


A Gabriel Betancourt le enoja que lo llamen irresponsable sin saber todo los sacrificios que hacen (él y su esposa) y todo lo que se desviven para que ellos estén bien.


“Mis hijos tienen todas sus necesidades cubiertas, su vestimenta apropiada, zapatos, todos sus materiales de estudio. ¿Qué no tienen unos zapatos de $125? Es cierto no los tienen. Tenemos un calzado normal, prudente” sonrió. Pero enfatizó que si hay una necesidad, hay que cubrirla urgentemente y para él se convierte en primordial.


En casa de los Betancourt se encuentra todo lo esencial para que un niño pueda vivir, además de  cosas superfluas que tampoco han faltado nunca como cuatro “laptops” y dos computadoras, una de ellas es una “Mac”. Además dos de sus hijos han viajado a Australia y España, cuatro a Chicago, cuatro a Brasil y esperan que en el 2016 puedan ir siete a Polonia.


No se arrepiente de tener una familia numerosa. “El cariño de cada uno de ellos, sus ocurrencias. En esta casa no hay un solo día de aburrimiento, ni de tedio, ni de hastío, que te puedo asegurar que en muchas casas donde hay solo un niño, lo hay. Cada uno de ellos brinda alegría, brinda su personalidad, brinda muchas cosas buenas y todo eso yo me lo disfruto”. Con la voz entrecortada por la amenaza del llanto continuó, “estar en la mesa, escuchar las ocurrencias de cada uno de ellos, son cosas que para mí tienen mucho valor”.


Cuando se vive en una familia numerosa el matrimonio se nutre más y la donación, el amor entre todos, se puede expresar. Creando una atmósfera cálida, de unión, compañerismo y entendimiento, los unos con los otros.


Por eso, “le diría a esas personas que me pudieran tildar de irresponsable, que compartan con nosotros aquí, que evalúen, puede ser que estas personas tengan una experiencia de haber visto otro tipo de familia donde sí sea el caso que media la falta de responsabilidad, pero en el caso de nuestra familia, los invito a que me visiten antes de emitir un juicio”.




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Trabajo para la clase de Redacción Periodística I. 

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XXII. Casado con la vida y amante de la comida. Boricua. Viajero. Periodista en formación.

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