"Todo sigue igual, todos siguen iguales, y yo ... ¡Yo he cambiado!"

viernes, agosto 28, 2015
9 de agosto de 2015
3:22 p.m. San Juan, Puerto Rico

Yo sabía que pasaría. Que todo llegaría a su fin. Pero nadie me preparó para esto.

Ya ando en mi Isla, en mi Puerto Rico. Pero, también siento extrañar a mi Mundo, a mis Tierras... Es un sentimiento difícil de explicar, como si ahora no solo fuese puertorriqueño, ahora soy de todos... o de nadie.

La gente me pregunta: ¿cómo te fue? Pero es tan difícil contestar. ¿Cómo quieren que le explique todas esas experiencias y sentimientos vividos en tan solo unas cuantas oraciones? ¿Cómo quieren que haga una sintaxis en tan pocos segundos?

Raro: así me siento, como si todo hubiese pasado en una semana, como si todo y todos se hubiesen congelado en el tiempo. Todo sigue igual, todos siguen iguales, y yo ... ¡Yo he cambiado!

Ya no soy el mismo chico que se fue a España con una maleta llena de sueños, metas, miedos y timidez. Ahora, siento que soy diferente. No sé si para bien o para mal, pero ahora me conozco, ahora veo las cosas desde un lente distinto, ahora me siento capaz de entender situaciones que antes no comprendía, ahora me siento libre.

Llegar a una ciudad que desconocía, solo, sin tener la protección de mis padres o simplemente sin poder sentir que tengo cerca a las personas que quiero. Tener que conseguir apartamento, comenzar a pagar mis propias deudas y tener que administrar mi propio dinero me hizo sentir adulto. ¡Qué difícil es ser adulto!

Ustedes piensan que estudiar en el exterior es todo color de rosa, que solo consiste en viajar, descansar, salir de fiesta, conocer gente de todas las partes del mundo y nuevas culturas.

Pero no. Eso no es así de simple.

Tener que afrontar la soledad; tener que confiar en desconocidos; enfrentar el cambio de horario, de cultura, de comida; tener que sentirte despreciado; tener que preparar los viajes; las pocas horas de sueño; el cansancio extremo y en ocasiones afrontar los recuerdos de los seres queridos que hacían brotar lágrimas de mis ojos y no conciliar el sueño. Estas son solo algunos de los problemas a los que me enfrenté.

Pero, no puedo negar que conocí seres maravillosos que pronto se convirtieron en familia. Que lo que considero familia ahora es un término más extenso y que la tengo regada por el mundo. Que llegué a lugares que siempre anhelé y a muchos otros que jamás pensé que llegaría. Que pude palpar lo más hermoso del ser humano y también lo más cruel. Que pasé momentos increíbles con personas que acababa de conocer y que pude dedicar tiempo a conocerme.

Es curioso que la gente me preguntara si extrañaba a Puerto Rico y a mi familia y yo no saber que contestarles. Era una mezcla de sentimientos, entre sí y no. Extrañaba a mi Isla y a mi familia pero también comenzaba a querer a seres desconocidos y a una ciudad que me comenzaba a transformar y que me ayudaba a ver la realidad, a mirar lo que desconocía y reconocer quienes verdaderamente siempre estuvieron para mí.

Y fue así, como los amigos se volvieron desconocidos y los desconocidos pasaron a formar parte esencial de mi vida.

Y de pronto, la soledad se llenó de personas increíbles, los miedos en ganas de vivir nuevas aventuras, las angustias en alegrías y los recuerdos de los míos eran la fuerza para seguir adelante.

Los días parecían horas, las semanas días y así fue como cuando abrí los ojos ya habían pasado los mejores seis meses de mi vida. Ahora tenía que despedirme de mi nueva familia, de mis amigos, de mis compañeros de aventuras ... ¡Qué difícil! Tener que dejar a gente que quiero pero también saber que me esperaban en la Isla mis seres amados. Ahora, parte de mí se encuentra regado por el mundo.

Nadie me preparó para esto, sabía que llegaría el momento porque todo tiene su final.

No es fácil sentir que ahora pertenezco a dos mundos ... o a ninguno. Tampoco es fácil tener que vivir con los buenos recuerdos de un tierra que me dio tanto, que me ofreció la libertad que tanto buscaba y a personas inigualables, pero lo bueno hay que pagarlo, quizás este sea el precio. Aunque sé que volveré, porque una experiencia como esta no la dudaría en elegir nuevamente.



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XXII. Casado con la vida y amante de la comida. Boricua. Viajero. Periodista en formación.

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