"Todo sigue igual, todos siguen iguales, y yo ... ¡Yo he cambiado!"

viernes, agosto 28, 2015 Comentar
9 de agosto de 2015
3:22 p.m. San Juan, Puerto Rico

Yo sabía que pasaría. Que todo llegaría a su fin. Pero nadie me preparó para esto.

Ya ando en mi Isla, en mi Puerto Rico. Pero, también siento extrañar a mi Mundo, a mis Tierras... Es un sentimiento difícil de explicar, como si ahora no solo fuese puertorriqueño, ahora soy de todos... o de nadie.

La gente me pregunta: ¿cómo te fue? Pero es tan difícil contestar. ¿Cómo quieren que le explique todas esas experiencias y sentimientos vividos en tan solo unas cuantas oraciones? ¿Cómo quieren que haga una sintaxis en tan pocos segundos?

Raro: así me siento, como si todo hubiese pasado en una semana, como si todo y todos se hubiesen congelado en el tiempo. Todo sigue igual, todos siguen iguales, y yo ... ¡Yo he cambiado!

Ya no soy el mismo chico que se fue a España con una maleta llena de sueños, metas, miedos y timidez. Ahora, siento que soy diferente. No sé si para bien o para mal, pero ahora me conozco, ahora veo las cosas desde un lente distinto, ahora me siento capaz de entender situaciones que antes no comprendía, ahora me siento libre.

Llegar a una ciudad que desconocía, solo, sin tener la protección de mis padres o simplemente sin poder sentir que tengo cerca a las personas que quiero. Tener que conseguir apartamento, comenzar a pagar mis propias deudas y tener que administrar mi propio dinero me hizo sentir adulto. ¡Qué difícil es ser adulto!

Ustedes piensan que estudiar en el exterior es todo color de rosa, que solo consiste en viajar, descansar, salir de fiesta, conocer gente de todas las partes del mundo y nuevas culturas.

Pero no. Eso no es así de simple.

Tener que afrontar la soledad; tener que confiar en desconocidos; enfrentar el cambio de horario, de cultura, de comida; tener que sentirte despreciado; tener que preparar los viajes; las pocas horas de sueño; el cansancio extremo y en ocasiones afrontar los recuerdos de los seres queridos que hacían brotar lágrimas de mis ojos y no conciliar el sueño. Estas son solo algunos de los problemas a los que me enfrenté.

Pero, no puedo negar que conocí seres maravillosos que pronto se convirtieron en familia. Que lo que considero familia ahora es un término más extenso y que la tengo regada por el mundo. Que llegué a lugares que siempre anhelé y a muchos otros que jamás pensé que llegaría. Que pude palpar lo más hermoso del ser humano y también lo más cruel. Que pasé momentos increíbles con personas que acababa de conocer y que pude dedicar tiempo a conocerme.

Es curioso que la gente me preguntara si extrañaba a Puerto Rico y a mi familia y yo no saber que contestarles. Era una mezcla de sentimientos, entre sí y no. Extrañaba a mi Isla y a mi familia pero también comenzaba a querer a seres desconocidos y a una ciudad que me comenzaba a transformar y que me ayudaba a ver la realidad, a mirar lo que desconocía y reconocer quienes verdaderamente siempre estuvieron para mí.

Y fue así, como los amigos se volvieron desconocidos y los desconocidos pasaron a formar parte esencial de mi vida.

Y de pronto, la soledad se llenó de personas increíbles, los miedos en ganas de vivir nuevas aventuras, las angustias en alegrías y los recuerdos de los míos eran la fuerza para seguir adelante.

Los días parecían horas, las semanas días y así fue como cuando abrí los ojos ya habían pasado los mejores seis meses de mi vida. Ahora tenía que despedirme de mi nueva familia, de mis amigos, de mis compañeros de aventuras ... ¡Qué difícil! Tener que dejar a gente que quiero pero también saber que me esperaban en la Isla mis seres amados. Ahora, parte de mí se encuentra regado por el mundo.

Nadie me preparó para esto, sabía que llegaría el momento porque todo tiene su final.

No es fácil sentir que ahora pertenezco a dos mundos ... o a ninguno. Tampoco es fácil tener que vivir con los buenos recuerdos de un tierra que me dio tanto, que me ofreció la libertad que tanto buscaba y a personas inigualables, pero lo bueno hay que pagarlo, quizás este sea el precio. Aunque sé que volveré, porque una experiencia como esta no la dudaría en elegir nuevamente.



Bangkok Flower Market

jueves, agosto 27, 2015 Comentar

Bangkok - Aquí estaba, no sé cómo llegué, pero había llegado. La calle, llena de flores, innumerables puestos de comida, los edificios se confundían entre abandono o maltrato, pero la gente sonría. Cada flor tiene su destino, lleva consigo el trabajo de muchos. Rosas, orquídeas, lirios, jazmines, tulipanes, las que quieras. La gente grita, son las 12 del mediodía, hay mucho movimiento aunque no ha cerrado nunca. Puestos a ambos lados de la avenida. Llegan camiones cargados de flores recién cortadas, otros se van llenos hacia algún pueblo vecino. La gente no se cansa, un hombre carga un gran ramo de rosas azules -unas cien-, otro prepara un arreglo, una mujer canta, yo camino entre ellos. (Flower Market / Plak Klong Talad)

Martín García-Rivera: “¿Qué más yo puedo hacer sino es por mi Patria?"

miércoles, agosto 26, 2015 Comentar
(Ricardo Alcaraz / Diálogo)


Martín García-Rivera se encontraba en el salón de grabado, en el segundo piso del Departamento de Bellas Artes de la Universidad de Puerto Rico (UPR), Recinto de Río Piedras. Había terminado de impartir un taller y dialogaba con dos de sus discípulos. Cuenta dos anécdotas con tono de gracia, la misma que tanto lo caracteriza. 

A pesar de la sequía, hoy llueve. Saca sus materiales de trabajo. Comienza a demostrar cómo realiza sus obras de arte. Su concentración es extrema. Explica su técnica para agarrar sus herramientas y aclara que eso lo distingue del resto. Continúa haciendo surcos. El sonido de la cámara no lo desconcentra. 

En ese momento es que se devela todo su talento y sale el artista, el grabador, el hombre que con sus manos puede plasmar al ser humano, y a la cultura puertorriqueña, de una manera tan real como irreal al mismo tiempo. No es otra cosa que la vivencia pura de un pueblo que busca decir algo: como sus obras. 


Si algo distingue a Martín García-Rivera, artista gráfico y catedrático de la Universidad de Puerto Rico, es el amor: por su trabajo, su familia, la enseñanza y por su Patria. Este mismos sentimiento, junto con su indudable talento, lo han llevado a ser galardonado con el Premio Especial del Rector de la Academia de las Bellas Artes de Breslavia, en el evento más importante de grabado -la Trienal Internacional de Grabado de Cracovia, Polonia-.

La figura humana, eje de sus obras


Aprovechó y criticó eventos que están surgiendo en Puerto Rico, como la Trienal Poligráfica que sustituyó la Bienal de San Juan, por ser exclusivos, clasistas, esnobistas y no inclusivos. “La Trienal Poligráfica siempre va con un dirigismo cultural, con una temática, y quien no se acoja a esa temática está fuera, no entra”, explicó con un tono alterado y lamentó estas faltas democráticas y la exclusión del concurso. 


“La nacionalidad hay que reflejarla, eso es lo que distingue una obra de arte. ¿De qué más yo puedo hablar, qué más yo puedo decir sino es mi Patria, sino es mi gente, sino es lo que yo he sido y soy, lo que siento y padezco?¿Qué más yo puedo hacer sino es por mi Patria?”, finalizó con un gesto de orgullo tocándose el pecho.



“Me sentí como un perrito con dos rabos”, expresó el artista, con su acostumbrado sentido del humor, al enterarse de que había sido escogido para la trienal. En esta edición 2015, solo fueron seleccionados tres participantes de América, dos argentinos y el nuestro, Martín García-Rivera. 

Aunque siempre hay puertorriqueños participando en eventos internacionales de grabado, los nuestros, deben sobrepasar obstáculos políticos y económicos para poder destacarse en el exterior. 

“Nosotros no tenemos cuerpos consulares como otros países, estamos desprovistos de una representación económica”, señaló García-Rivera, quien aprovechó para agradecer a María de los Ángeles Castro, decana de la Facultad de Humanidades y a Carlos Severino Valdez, rector de la Universidad, por ser sus únicos auspicios. 

“Yo estoy bien contento porque a mí me reconocen mucho por la xilografía, el grabado en madera y a gran escala […] pero este premio ha sido por la técnica de intaglio al buril y en una escala más reducida, más íntima”, expresó el profesor, quien ha recibido premios en Canadá, Rusia, Egipto, España, República de Macedonia, entre muchos otros. 

Este premio no hace que a Martín García-Rivera se le suban los humos, todo lo contrario, “me pongo más ‘fiebrú’, me pongo con mayor ánimo para seguir haciendo mi obra”, dijo con una sonrisa en su rostro, mientras miraba las piezas ganadoras: Guiados por el olfato, Libar con sus presas, Mucho en común y Fuera de alcance

Sus comienzos… 

Este arecibeño, nacido en 1960 en Barrio Obrero de dicho pueblo, siempre ha tenido los pies en la tierra y ha cultivado el amor por su Isla, el mismo que trata de trasmitir a sus estudiantes. 

Siempre ha dibujado, pero a los 16 años, en la escuela superior Trina Padilla de Sanz de su pueblo natal, tomó la primera clase con el maestro Roland Borges, quien influyó grandemente en su vida y fue de gran beneficio para su carrera artística. “El arte llegó a mí”, destacó. 

Y así, decidió realizar un bachillerato en Artes en la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras, donde conoció a Luisa Géigel y a Dennis Mario Rivera, con quien se pulió en grabado y entabló una gran amistad. 

Luego, se fue a Brooklyn a realizar la maestría en el Pratt Institute. Allí aprendió de los maestros Vasilious Toulis y Walter Rogalski. Visitaba muy frecuente el Printmaking Workshop en Manhattan donde conoció a Bob Blackburn y al puertorriqueño Diógenes Ballester. “Nueva York es otro barrio de Puerto Rico […] allá siempre estuve en contacto con la cultura puertorriqueña de la diáspora”, mencionó. 

En 1988 regresa a Puerto Rico, atraído por el amor de Teresa Meléndez Padilla, con quien se casó y a la que considera su mano derecha y su complice. Han procreado dos hijas, la mayor de 22 años y la pequeña de once. 

En la Isla, voluntariamente, se hace discípulo de Lorenzo Homar, “al principio era un monólogo, era escucharlo hablar por horas. Luego se fue tornando en conversaciones […] hasta llegar a ser una relación de un abuelo sabio con un nieto”, confesó. 

“Lo que uno aprende de los maestros es la vida del arte, cómo han vivido, qué han buscado. Y uno aprende a conocerse uno mismo a través de ellos”, destacó, mientras recordaba a sus mentores Carlos Raquel Rivera a quien llamó, “el gran mago divino” y a José Rosa Castellanos, “un divino loco, con la locura de la creatividad”. 

Por eso, decidió entrar a la cátedra, porque así lo recibió. “Aún dando, se recibe, y a veces, se recibe más”, puntualizó el profesor que en 1988 comenzó a trabajar en la UPR de Humacao y posteriormente, en 1993, se trasladó a la UPR de Río Piedras donde actualmente funge como catedrático asociado del departamento de Bellas Artes. 

Siempre le inculca a los jóvenes, que un artista lo es todos los días. Que hay que trabajar mucho y hay que dedicarse. Además, les puntualiza, que donde quiera que estén siempre aprovechen la oportunidad para sacarle provecho a su arte, a tomar nota de la vida, de lo que ven, pues el discurso sincero de las obras siempre llega a la gente.  

(Ricardo Alcaraz / Diálogo)


“Mi ritual [para realizar las obras] viene cargado de muchos años, de estar por ahí siempre tomando apuntes. Yo he acumulado un caudal de imágenes y de asuntos que ahora salen”, explicó el grabador. También señaló, que sus obras son el reflejo de su infancia, pero en especial la de sus dos hijas, pues, comparándose con una frase de Picasso, esto le ha ayudado a encontrarse de nuevo en la frescura de un niño. 

Martín García-Rivera define sus obras como un escenario de teatro. Las figuras humanas son el eje de sus obras y son tan coloquiales y comunes como extrañas. Tienen elementos de algún lugar conocido, pero a la vez desconocidos, “es un ‘revolú’ que revoluciona, diría Tufiño [Rafael Tufiño Figueroa]”, añadió el profesor de dibujo y de grabado en madera y metal. 

Las figuras que representa en sus obras son tan reales como irreales. Hay una realidad pero a la vez una irrealidad, son imprecisiones lo que plasma pero siempre con ritmo, desde bolero hasta música africana. Con mezclas de culturas, tanto centauros como matas de plátano y cemíes, desde Goya hasta Ramón Frade. Pero siempre contando una historia, unas vivencias, una representación, y por eso, el esmero de ponerle títulos que ayuden a la narración. 

“Yo sencillamente vivo. Es un juego, un juego de lo que somos, estoy reinventando lo que somos. Es una magia. Quizá exagero pero hay muchas cosas simbólicas”, explicó Martín García, quien además le gusta la música y tocar percusión. 

Sus obras han sido exhibidas en Puerto Rico y en países como: Argentina, Japón, Bulgaria, Suecia, Tailandia, Francia, Italia, República Checa, Portugal y muchos otros. 

Al Gobierno

Gracias a sus obras, Martín García-Rivera ha asistido a múltiples eventos internacionales y señala que el gobierno de Puerto Rico tiene que ofrecer más apoyo a las artes, “la cultura es una plataforma económica tremenda que ellos no ven y pudieran aprovechar”, señaló. 

“El Gobierno debe empezar a inculcar las artes y la cultura desde pequeños […] Son muy tontos, no hay una política cultural”, sentenció con cierto pesar. 




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Versión original del publicado en Diálogo. 

Difícil la vida de los jóvenes universitarios

martes, agosto 25, 2015 Comentar

Con su rubia melena despeinada, unos pantalones cortos, una camisa de cuadros amarrada a la cintura, una sonrisa un tanto tímida y una mirada que refleja cansancio, Vilmarie Cartagena narra su ardua rutina cotidiana. A la vez que estudia a tiempo completo en la Universidad de Puerto Rico de Río Piedras (UPR-RP), trata de comenzar su propio negocio de comida para poder sobrevivir en la ciudad. 

Sin ayudas económicas por parte del gobierno y viviendo en un pueblo lejano al suyo, Vilmarie, ha tenido que madurar a razón de dificultades. Tuvo que renunciar a su antiguo empleo, ya que era explotador laborar de cuatro de la tarde a dos de la mañana. Y ahora se dispone a lanzar su propio negocio de comida en la universidad, con la esperanza de que sea exitoso.

"Trabajo los siete días de la semana, no veo casi nunca a mi familia y bajo solo una vez al mes a mi pueblo [Cayey], casi siempre los domingos, a las siete de la noche, para volver el lunes temprano a trabajar", contó la estudiante, que pertenece al programa de bachillerato en Artes y Humanidades con una segunda concentración en Historia del Arte. 

"Solo tengo $30, hasta el domingo ... y los tengo desde el martes", dijo la estudiante con la voz un tanto apenada. La universitaria, quien no recibe beca, nos confesó su escaso presupuesto un jueves. Su apretada agenda de estudio y trabajo comienza los lunes a las diez de la mañana, con su primera clase, hasta la una de la madrugada cuando, por lo general, termina los tacos de pescado, las croquetas de arroz mampostea'o, los mofongos de yuca con tocineta y el "cheesecake", estos componen el menú con el cual ha comenzado esta afanada misión para poder subsistir y alcanzar un título universitario. 

Actualmente, la joven cayeyana, cuenta con un ingreso mensual de aproximadamente $600, con los cuales tiene que pagar, junto con su hermana mayor, $500 de alquiler, $30 de agua, $50 de energía eléctrica (cuando este mes la factura alcanzó el total de $117), sin contar la compra de alimentos para el negocio y los gastos de gasolina que se duplican al tener que viajar a la playa los fines de semana para promocionar y vender su comida. "Es difícil levantarse a pensar en lo del día y lo de mañana", confesó la jerezana. 

Vilmarie, desde la corta edad de doce año, soñaba con montar su propio local dedicado al arte. Así, que de prosperar el negocio, desea rentar un establecimiento y crear un espacio que integre tanto las artes como la cocina. La joven funge como tesorera en la Asociación de Estudiantes de Bellas Artes y también pertenece al colectivo de artistas llamado Realengo, un grupo de jóvenes emergentes de la UPR-RP que, con su campaña "Adopta un Artista Realengo", permite al público conocer sus trabajos tanto individuales como en colectivo. 

"Es difícil trabajar, estudiar y sacar tiempo para hacer mis piezas. Los martes y jueves después de que termino de limpiar la cocina, como desde las seis de la tarde en adelante, es que puedo producir para la universidad", expresó la estudiante cayeyana, quien por el poco tiempo que tiene para estudiar reconoció que su promedio académico se ha afectado.

Al igual que esta joven, alrededor del 67 por ciento de los estudiantes trabajan mientras realizan su carrera de bachillerato y el 71 por ciento, mencionó que, trabajó en sus primeros tres años universitarios, según datos del portal web Universia. Otras estadísticas que ofrece la página cibernética afirman que el 39 por ciento obtuvo su primer empleo entre las edades de 18 y 20 años. Sin embargo, lo más alarmante ha resultado ser que el 33 por ciento de los encuestados obtuvieron su primera experiencia laboral antes de los 17 años. Además, el 61 por ciento de los estudiantes, trabajan realizando labores que no guardan relación con lo que estudian. En esta encuesta participaron nueve países, entre ellos: Argentina, Brasil, España, México y Puerto Rico. 

Por parte de la universidad…

Cuando se le preguntó al decano auxiliar de Servicios al Estudiante del Recinto de Río Piedras, Ángel Villafañe Santiago, acerca de los servicios que ofrece la Universidad de Puerto Rico a los estudiantes que poseen bajos ingresos económicos, este aseguró que hay un compromiso de agilizar y ajustar los procesos a las necesidades de los estudiantes de escasos recursos en esta nueva generación. Además, detalló que los manuales de procedimiento, la mecanización de los ofrecimientos vía Internet y la reestructuración de los servicios para: la Red de Cuido y Laboratorio de Infantes, Programa de Residencias Estudiantiles, Servicios Médicos, Oficina para Personas con Impedimentos (OAPI), Organizaciones Estudiantiles y Asistencia Económica, podrían comenzar a funcionar muy pronto (al menos el de Asistencia Económica). 

El decano auxiliar afirmó que cada estudiante recibe una orientación en su primer año universitario. "Yo no puedo echarle culpas a nadie", dijo Villafañe, "usted entra a la página del Decanato de Estudiantes y están todos los servicios [...] depende del estudiante ... muchas veces, cuando tiene la necesidad es que dice: '¿dónde consigo esto?', pero ya previamente se le ha dado [la información]". Villafañe concluyó que todos los servicios se han agilizado, que las filas han bajado drásticamente en los meses en los cuales no hay revisiones, solicitudes o reembolsos de becas y fuera de las fechas límites para alguna transacción. También, resaltó que los 18 espacios (para todos los estudiantes del Recinto de Río Piedras) en el cuido de niños están llenos y se les está brindando un buen servicio. 

Por otro lado, Mikael Rosa, portavoz del Frente Estudiantil por una Educación Pública Accesible y de Calidad (FEEPAC), denunció que la situación de los estudiantes que necesitan trabajar para subsistir "es producto de un modelo económico del País, reproducido en la UPR, que lleva a la sobrevivencia y la dependencia. Precisamente por eso es necesario el cuestionamiento por parte de los estudiantes al sistema vigente, a la vez que se plantean contrapropuestas a las medidas tradicionales que atentan contra la accesibilidad y calidad de nuestra educación".

Hasta que no se cree una educación verdaderamente pública o se provean ayudas económicas reales para los estudiantes, al igual que Vilmarie: Alejandra continuará durmiendo cuatro o cinco horas diarias para poder conservar su trabajo, María de Lourdes continuará pasando hambre porque el tiempo no le da para comer y para Juan, seguirá siendo difícil (estudiar y trabajar) porque su trabajo le quita muchas horas de estudio. 

"El problema no es tanto que el estudiante tenga que estudiar y trabajar, es que cuando salga de la universidad no tendrá un empleo de igual manera. El gobierno te la hace muy difícil ...", finalizó Vilmarie Cartagena mientras su compañero le daba la noticia de que solo quedaban por vender, en el día, dos tacos de pescado.


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Trabajo para la clase de Redacción Periodística II y publicado, primeramente, en Diálogo.

Yaleo en el tren de Madrid

lunes, agosto 24, 2015 Comentar
8 de febrero de 2015
7:30 pm (en el tren de Madrid a Sevilla)




¿Pensaban que en Puerto Rico o en Latinoamérica era el único lugar en el que existían las “yales”? Pues se equivocan. Frente a mí, estaban sentadas dos mujeres: la del pasillo era rubia de tinte, con voz chillona; la de la ventana, pelinegra, con uñas postizas y una voz ronca. Eran las únicas descripciones que en esos momentos alcanzaba a ver. Ambas altaneras, “parceleras” y peleonas. 

Cuando subí al tren no me había percatado de ellas, pues estaba tratando de encontrar mi asiento, acomodar mi maleta, quitarme el abrigo y pensaba en el libro que me había acabado de comprar: La fiesta de la insignificancia de Milan Kundera. No fue hasta que la rubia gritó a viva voz: “Mi vida, no te preocupe’, ya te “waseo" cuando llegue a Sevilla”, que me percaté de sus existencias. 

¿Que te waseo? Me pregunté. 

“Que me he ido para Sevilla a trabajar, eh”, continuó la rubia mientras contestaba otra llamada. “Y esto nadie lo sabe chaval. ¿Sabes lo que le he dicho a mi madre? Que me he venido a una boda”, vociferaba mientras yo trataba de leer mi nueva adquisición. Habían pasado casi 30 minutos y todavía iba por la página 20, no podía concentrarme con aquella conversación tan peculiar. 

Como si fuera poco, la pelinegra hizo su gran debut. “Oye tío, te estoy llamando porque me vine para Sevilla y quiero saber qué vamos a hacer con el nene”, dijo con una mezcla de acento dominicano y sevillano al mismo tiempo. Y sí, tiene un hijo y en varias ocasiones hizo ademán de que solo era “su” hijo porque ella lo había parido. “Claro que yo quiero a mi hijo, yo lo parí, ¿qué tú te crees, qué eso no dolió?, pronunció claramente y lo más seguro lo escuchó hasta el vagón 5 (nosotros andamos en el 11). “Al igual que tú trabajas por tu hijo (porque mientras él trabaje y le pase la pensión es, entonces, el hijo de ambos), pues tío, yo también voy a trabajar por él”, le reprochaba. Mientras se acaloraba la conversación todos esperábamos con ansias cuál sería aquel final, ¿quién se quedaría con el hijo? “Que tú sabe’ que mi madre trabaja y no se puede quedar con el niño. Quédate con él entonces los fines de semana”, continuaba. Finalmente sentenció: “Te dije que yo no quería tener un hijo. Tú me jodiste la vida con eso [con el hijo], pero ahora te la voy a joder yo a ti. Me va’ a pagar todos esto’ sufrimientos que me ha’ causa’o”.

¿Dónde quedó ese celo de madre del cual tanto alardeó al comienzo de la conversación?

Simultáneamente, la de la voz chillona y pantallas largas de oro, bueno, de color oro, que le alcancé a ver, además de su cara más maquillada que la de Sila Calderón -me daba la impresión que estás dos habían conseguido trabajo de modelos, o quizá, de vendedoras de maquillajes en el Corte Inglés, o quién sabe si eran dos famosas “youtubers” de bellaza- nos contaba de sus aventuras sexuales con el “bouncer” de la disco que visitó anoche. “Nena si yo ni he dormi’o”. Sin embargo, me ahorro todos los detalles de los cuales tanto recién nacidos, niños, jóvenes, adultos y viejos nos enteramos. Quién sabe cuántos hicieron cerebrito con sus anécdotas y cuántos se mojaron con aquella historia inacabable o … ¿insaciable? 

Mientras esto ocurría Kundera me recordaba en la página 23: “No te rías. No es fácil hablar sin llamar la atención. Estar siempre presente gracias a la palabra y no obstante permanecer “inoído”, eso requiere virtuosismo!” 

Suena una canción reconocida a mis oídos. Era reggaetón. Sí, la pelinegra de pantalón rosa con “animal print" tenían de “rington” una canción de reggaetón boricua, pero gracias a todos los poderes universales, astrales, míticos, fuerzas del bien o del mal, ella decidió ignorar la llamada. 

Ya se callaron y espero que continúen así el resto del viaje.