¿Estará la universidad cumpliendo su propósito?

sábado, marzo 29, 2014 Comentar
¿Seguirán siendo las universidades el centro de búsqueda de la verdad?

La búsqueda de la verdad fue el motivo de la creación de la universidad, desde las clásicas (como la Academia de Platón) hasta las primeras europeas (como Bolonia en Italia desde 1089).

¿Pero en realidad se fomenta esa búsqueda?

Academia de Platón por Rafel (1509)

Muy pocas veces en las clases/conferencias universitarias se crean debates abiertos acerca de determinados temas (según la clase que se esté impartiendo). Siempre se presenta al profesor como el máximo conocedor del saber. Todo al contrario de las universidades más antiguas del mundo donde el debate era el pan de cada día, donde se intercambiaban las ideas y se buscaba la verdad. Hoy día es como si la verdad ya fue encontrada y solo hay que acatarla, copiarla, aprenderla, vaciarla en un examen y listo, ya eres un profesional intelectual listo para contribuir económicamente a con tu país.

Siendo esto un grave error porque el mundo, la sociedad y la tecnología (en todos sus sentidos) está en constante cambio. La mayoría de los profesores en la Universidad de Puerto Rico llevan más  de 10 años impartiendo sus clases con una mirada anticuada de lo que verdaderamente ocurre fuera de esas verjas que dividen el mundo real de uno muy diferente donde se acepta “todo” tipo de pensar.

Pero, ¿será cierto que la universidad crea un ambiente de aceptación de todo tipo de pensar, no discrimina y tiene una mente abierta?

Claro que es cierto, acepta todo tipo de pensar… siempre y cuando no sea católico, cristiano, estadista, derechista o conservador.

Universidad de Puerto Rico recinto de Río Piedras

Pero tranquilos que aceptan todo tipo de pensar.  

La universidad acepta el pensar de todo aquel que piense como ellos, que mantenga el sentido de lo racional. Acepta a todo aquel que acate lo que ellos imparten y sean marioneta de sus creencias.

No es casualidad que la Universidad de Puerto Rico lleve impartiendo su conocimiento desde 1900 como Escuela Normal Insular y luego en 1903 como la universidad del Estado y nuestro Puerto Rico siga siendo conservador, teológico y derechista.

Entonces, ¿dónde queda todo el saber impartido?

Los estudiantes de la universidad siempre presumen de que “le abrieron los ojos” cuando entraron a este nuevo mundo, pero al salir de la institución, ven el mundo real y no es tan ilusorio como se lo pintaron sus profesores. Entonces todo lo recibido se va a la mierda y comienza a aprender nuevamente, esta vez siendo más práctico y real.

http://creaconcritica.blogspot.com/

La universidad se creó para crear individuos universales, intelectuales, que con sus conocimientos (verdad) pudieran ayudar a la sociedad y fueran individuos de cambio social. Pero se han desviado un poco de este pensar y están creando máquinas igualatorias, copias y copias incapaces de estar abierto a todo tipo de pensar, de razonar y de buscar por su propia cuenta la verdad.   

Con esto no es que esté en contra de la universidad y mucho menos de nuestra IUPI. Estoy orgulloso de ser gallito y pertenecer a la Universidad de Puerto Rico. Pero he visto que muchas veces caemos (y me incluyo) en pensar que todo lo que dicen los profesores es la VERDAD ABSOLUTA, lo real y lo definitivo. Si caemos en ese pensar, la universidad entonces no tiene sentido.

http://akifrases.com/

Hay que comenzar a cuestionarnos lo que consideramos como hechos, a abrir nuestras mentes, esto no significa la exclusión de pensares y creencias al contrario, debatirlas y llegar a alcanzar la verdad, pero la verdad del momento. “Nunca se alcanza la verdad total” decía Aristóteles y esto lo tenemos que tener bien claros. 


Un día en el Paseo de Diego

viernes, marzo 14, 2014 Comentar
El reloj marcaba las 12 de mediodía y el Paseo de Diego se convierte en un solitario desierto que emana una mezcla de olores a orín, hamburguesas, empanadillas y “hot dogs”. Entre pocas estructuras remodeladas y edificios en pedazos, despintados y deteriorados por el tiempo, se encuentra el antiguo, abandonado e imponente centro comercial que, para la clase media baja y pobre, aludía a un “Plaza las Américas”.


En un hueco húmedo y obscuro que se forma entre dos edificios abandonados, se encuentra Alfonso, quien no quiso ser identificado por ser un dominicano indocumentado que posee, hace ocho meses, un puesto de verduras y frutas que con sus clores verde, amarillo, anaranjado y rojo invitaban a darle un mordisco en ese mismo instante. “Las ventas están ahí” reprochaba al no poder poseer un negocio dentro de la Plaza del Mercado.

Los alcaldes no se preocupan por esa clase social que está abandona por todos, al igual que se encuentra el Paseo de Diego. 

El Paseo de Diego, conocido por sus económicas tiendas y centro de compras para los menos asalariados, se encontraba, ayer, como alma en pena. Se paseaban por él algunos estudiantes, transeúntes que querían llegar a la plaza, al tren o a la universidad y uno que otro comprador. Evidentemente ya el paseo no tiene el mismo poder económico que representaba años atrás.


¿Las ventas han bajado? Le preguntaba a Bregitte Lebrón, trabajadora y dueña de los negocios El Rey de las Flores y El Granero en la Plaza del Mercado (que se encuentra en la calle José de Diego), mientras llegaba el olor a frutas frescas y sofrito, que se mezclaba con el del arroz con habichuelas que se está comiendo un obrero justo al lado. “Mucho” respondía Lebrón con cara de lamento mientras me confirmaba que las multinacionales, como Wal-Mart. Han provocado que sus ventas vayan en descenso cada día más. “Tienen más especiales porque compran más que nosotros” fue lo último que, frustradamente, alcanzaba a decir antes de que llegara su primer cliente en los últimos 30 minutos de la visita en el lugar.

Mientras los negociantes de la Plaza del Mercado, como Bregitte Lebrón, se quejaba por las multinacionales, en la calle de Diego hay varios negocios ambulantes que tratan de subsistir clandestinamente huyéndole al Departamento de Hacienda. 


En medio de esta lucha invisible a los ojos de muchos, donde las multinacionales desplazan a los negocios pequeños y estos a su vez a los vendedores ambulantes que tratan de buscar el pan para su familia, se encuentra un factor que pase de ser percibido en el Paseo de Diego y en la calle que lleva el mismo nombre, son los decenares de indigentes que se pasea y viven en ella tratando de conseguir la pesetita y el pesito para poder saciar sus necesidades.

En una esquina se encuentras Abdiel, quien sufre de hepatitis y posee una gran cicatriz en la cabeza del tamaño de una pelota de “baseball”. “Al principio da pa’ comer, después no da ni pa’ el vicio” contaba mientras su mirada se perdía en un universo al cual yo no podía llegar. “A las cinco de la mañana [me levanto], ‘esmaya’o, enfermo por la adicción…” narraba.

Mientras en el paseo todos buscan sus intereses económicos para subsistir y critican al gobierno por no ayudar a los de aquí y abandonarlos a su suerte, también hacen lo mismo los deambulantes. De la única manera que ellos sobreviven es con el dinero que puedan recoger en el día, y si de Diego cada vez está más solitarios, ¿de dónde van a sacar el pesito? El paseo de Diego tiene que revivir nuevamente, no solo por nuestros pequeños comerciantes sino por todos los que viven de él. 


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Trabajo para clase de Redacción Periodística I.